LA ESPE. Docentes con GEn

Tenía sólo 14 años y ya su presencia me fascinó.

No muy alta, tez morena, voz profunda, ojos verdes pardos. Movía sus manos al compás que sus palabras. Sabía ser exigente y procuraba ser sería en su trato. Pero algo en sus maneras la delataba. Nos acompañaba en todos los retos que nos “imponía”. Latín, lengua y literatura parecían un verdadero castigo, pero ella las convertía eran verdaderos “mediterráneos”. Hoy puedo dedicarme al arte y a la cultura gracias a su impulso. Aunque en aquel entonces no era capaz de verlo.

Los

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